De Josefina a Bonaparte

La virgen no me dio el poder sobre lagrimas, egos, haciendas y si me faltan emociones no me las invento, para mi la madrugada a veces tiene corazón.
Yo no tengo un botón sin ojal, ni un gusano de seda, no tengo una hermana gemela y no sabia que la primavera duraba un segundo.
¿La arena no canta en el desierto los cantos del mar muerto, no? ¿Puede un ciego escribir un libro abierto?
Quizás pase por la 69.G cuando me canse de crecer y los sueños tarden en venir. No desafió oleajes y mi corazón de viaje no luce los tatuajes de un pasado bucanero, de un velero al abordaje, ni de un no te quiero querer.
No tengo una sociedad, nuestro amor va bien, la salud esta de 10, pero de los negocios ni hablar.
No soy secretaria y mis desayunos no son en las esquinas, mis lágrimas de plástico azul ruedan por las escaleras.Estoy de acuerdo en eso de que el mundo es injusto y que si me provocan yo también se jugarme la boca.
Las movedizas no están bajo un cielo de betún ni bajo uno de alquiler y a san pedro no lo conozco, la cita no me ha llegado.
Me voy a vestir de enfermera, corazón, por que se que estas malito, y podemos rodar por el piso como dos sordomudos, sin otro paraíso.
Cuando alguien me habla del destino ¿de que voy a lamentarme? Si la sangre bulle por mis venas, cada día al despertarme, te cambio versos por penas.Si mañana mi cama esta vacía quiere decir que te has marchado, Quien hará mi trabajo debajo de tus pantalones? La boca que era mía, ¿De que boca será?
No se si don quijote esta mareado pero estoy segura que la gente tiene asignaturas pendientes y que los ratones colorados se salen por la tangente.
Estoy dispuesta a todo, menos a defraudarte, soy un poco alérgica al deporte y al reloj le tengo miedo. No me mandes cartas al Boulevard del Malvivir, antes llamado de los Sueños Rotos, quiero que me digas todo cara a cara.No tengo 18 y mis ojos no son de gata, pero mi pelo es morocho, a Calixto no lo conozco.
Amor: el mar es una especie en extinción, un barco a la deriva, una lagrima de ron. Pobre el ángel que delira en la cama del hospital, ese que le canta a la luna la canción de cuna de la noche y los tejados.
Yo no debo alquileres y por desgracia ningún poema de Neruda es mió, pero bendigo a los ceros a la izquierda, a los que nacieron en ningún lugar y a los canallas que nunca rompieron un plato.
No tengo una doble vida, para mi el olvido es un país aburrido, quizás algún día también será mi único amor correspondido. Incluso en estos tiempos que estas en mi cama pienso: que aunque el día de mañana quisiera olvidarte no se me olvidaría que no podría olvidarte y todos los días tendría recaídas y en mi espejo vivirías.
Igual que a vos, igual que a mí, la realidad a veces nos aplasta. Pero cerremos los ojos y digamos basta.